miércoles, 31 de agosto de 2011

Los días transcurrían...


Los días transcurrían unos tras otros, pronto se convirtieron en semanas…el esperaba…deseo tanto oír su voz, tocar sus manos, besar sus labios...sentirla, que al final se quedo absolutamente vacio…se sintió absurdo…y su corazón tembló…y sangro…se alzaron las murallas alrededor de su corazón…en un intento de protección…inútil…puesto que ya no quedaba nada que proteger…

miércoles, 24 de agosto de 2011

El Cumpleaños





El techo, exageradamente elevado, es de un naranja ligeramente mate, pero con hermosas filigranas en los costados…la gigantesca lámpara desciende hasta el mismo centro de la estancia…magnas y elegantes cortinas verdes rozan, apenas perceptiblemente, el piso, todo el esmeradamente pulido…sus blancas paredes contrastan notablemente con un mobiliario Luis XIV…sobre la elegante alfombra se alza una mas elegante mesa para gran cantidad de comensales, manjares de todo tipo, vinos y licores están cuidadosamente colocados, refinada cubertería de plata y limpias copas de cristal…aun vacías..
Todo esta preparado…
Las horas transcurrieron lentamente...
Las paredes perdieron su blancura…del techo caían pedazos…un manto de polvo cubría ya todo el piso…las grandes cortinas aplastaban con su peso el débil encerado…espantosas telarañas hacían palidecer el suntuoso mobiliario…la plata ennegrecida…el cristal opaco…manjares y vinos perdieron toda su frescura…
El, permanecía en silencio, presidiendo la longa mesa de comensales…
Abatido por una espera interminable…musito…”feliz cumpleaños”


Londres, 2 de Febrero de 1976

jueves, 18 de agosto de 2011

La más hermosa

Iba a contemplarla cuando el resplandor del crepúsculo derramaba sus luces sobre ella. Se le antojaba la más hermosa de todas. Podía sentir como le miraba desde su cimbreante altura. Incluso habría jurado que, a veces, le sonreía entre los albores y las sombras, mientras el ocaso irisaba su encendida belleza. Él deseaba recorrer con sus manos aquella armonía de tonos marfileños que parecía derrochar cada día un poco más, pero estaba tan elevada que le resultaba inalcanzable.
Le llegaba su fragancia, que destacaba de entre todos los aromas que surgían del jardín, alentando el ansia de sentir su tacto delicado, casi piel con piel, y sumergirse en una interminable caricia. Permanecía así, abandonado a su ensueño y ante ella, hasta que la luna hacía desaparecer su reflejo entre la frondosa umbría del vergel.
Aquel día  amaneció distinto, un viento recio iba sacudiendo las ramas con un terrible silbo de sierpes enfieradas.
Ella fue resistiendo hasta que le vio aparecer, como cada día, por el sendero. Era tan frágil, que acabó por sucumbir a la embestida de la tempestad y comenzó a caer. Entonces, él tendió sus brazos para sujetarla, para recogerla, antes de que la tierra llegase a mancillarla, mientras luchaba con el aire para conseguir  darle alcance. En medio del viento, ella,  la delicada magnolia, pareció posarse en su regazo con sus albos pétalos abiertos y abandonada, por fin, a todas sus caricias. Allí, entre sus brazos, exhaló su aroma más intenso, mientras parecía palpitar de pura dicha entre las trémulas manos de aquel hombre que tanto amor le había estado dedicando en la distancia. Aún ignoraba que, desgajada de la rama en la que había nacido, estaba dejando allí su último hálito de vida... Y que su destino era, tan sólo, dejar un soplo de perfume y un efímero sueño entre las manos de aquel  jardinero que tanto amor le daba...

jueves, 4 de agosto de 2011

Sol Estival

(Canción)


Sol estival y sombra fresca
y un presentir de lejos tu presencia.

Sobre la tierra gris de la terraza
desgranando va sus notas un piano,
mientras trazo en el aire interrogantes
con el humo de un cigarro.
Te veo aparecer en la enramada
y en el viento calmo de la tarde.
Tu voz de agua flota entre las notas
que, entre las mesas, va arrastrando el aire
en cristales oscuros que reflejan
el quieto cielo de tus ojos claros.

Sol estival y sombra fresca
y un sentir de cerca tu presencia.

Nada sé de ti, todo lo ignoro,
se me abren mil preguntas en los labios,
mariposas de luz se van posando
sobre el sino escondido de tus manos.
Resbala en tu piel un dulce ocaso
que va trazando líneas misteriosas
 en la sonrisa azul que se te escapa
al verme en silencio y preguntando...
Sobre la tierra gris de la terraza
desgranando va sus notas un piano.

Sol estival y sombra fresca
 y un presentir de cerca tu presencia.