sábado, 19 de marzo de 2011

Capítulo IV

LA HABITACION DE LA CHACHA


 
La habitación de la chacha se encontraba junto a la de juegos, puede que se escogiera esta habitación por la cercanía a la de juegos de los niños, pero lo más probable es que fuese porque era la más pequeña de la vivienda.

Esta habitación se ubicaba concretamente en uno de los extremos de la T (el pasillo tenia forma de T), hacia la izquierda exactamente, a la derecha se encontraba la cocina, el baño y el aseo.

La habitación tenía una única ventana no demasiado pequeña, situada al fondo, la ventana daba a un enorme patio rectangular, o al menos a Javi se lo parecía, el patio estaba compartido con un edificio colindante, pero puede que incluso lo fuera por mas edificios, a la izquierda pegado a la pared había un enorme armario que llegaba hasta el techo y ocupaba prácticamente toda esa pared, el armario daba unas posibilidades enormes de investigación, ya que sus padres guardaban en él multitud de objetos, a la derecha se encontraba la cama de estructura metálica, las patas eran más altas de lo normal lo que proporcionaba la posibilidad de meterse debajo sin dificultad, algo que Javi hacia con cierta frecuencia, se metía debajo de la cama a modo de escondite, con casi toda seguridad si hubiera querido nunca habría sido encontrado, puesto aun a pesar de mirar debajo de la cama con la oscuridad que se producía era muy dificultoso percibir si había alguien allí, sobre todo si se acurrucaba en lo más profundo, permanecer debajo de la cama era para Javi un refugio único, a veces la chacha entraba en su habitación por cualquier motivo cuando Javi estaba debajo de la cama, éste observaba desde su posición privilegiada como unas piernas iban y venían de un lado a otro, incluso sentía la presión ejercida cuando la chacha se sentaba en la cama, ya que no había espacio en la habitación para ninguna silla.

Parece ser y es lo más lógico pensar que hubo diferentes chachas al servicio de la casa, aunque por alguna extraña razón, Javi, no era capaz de recordar a ninguna, tan solo a la ultima que se llamaba Damiana, aquel curioso nombre a su madre le pareció ideal, tal vez pudo ser contratada por esa única razón, ya que a su madre el beato Padre Damián era uno de sus santos favoritos, sobre todo después de ver la película de “Molokai” que relataba la vida de este santo varón, Amelia, que era el nombre de la madre de Javi le había llevado al cine a ver esta santa y ejemplar película, posiblemente Javi debió de ver la película innumerables veces, su madre era una católica, apostólica y romana, como decía Dalí, una enfermiza de los rituales religiosos, obligaba a sus hijos a portar escapularios con reliquias de los santos, el de Javi contenía un minúsculo trocito de la sotana del Padre Damián, o al menos eso le habían dicho, por supuesto había que ir a misa todos los domingos y comulgar, rezar rosarios y novenas, que tenían como fin quitarse años de purgatorio, por tanto Javi determino, sin lugar a dudas, que rezar novenas era lo más rentable puesto que parecía ser que era la que mas años de purgatorio le libraba.

La religión para Javi era incongruente, por un lado y evidentemente, se creía a pies juntillas todo lo que decía, nunca se hubiera atrevido a pensar lo contrario, pero odiaba toda aquella parafernalia que conllevaba creer en Dios, Javi se aprendía todas aquellas frases estereotipadas y rimbombantes de memoria sin saber exactamente lo que pronunciaba, como todos los niños de su edad, nunca entendió aquello de “tres personas distintas y un solo ser verdadero” comprendía que hablaban de Jesús, Dios padre y el Espíritu Santo ¿como podía ser? ¿Eran la misma persona el padre, el hijo y una paloma? Para Javi aquello no tenía ningún sentido, cuando se atrevió a preguntar al respecto, que alguien le diera una explicación de cómo podía ser aquello, la respuesta fue más incomprensible todavía para el pobre Javi…”ya lo entenderás cuando subas a los Cielos”, ante tal respuesta y como Javi no estaba del todo seguro de que alcanzaría el Cielo, decidió garantizarse la entrada a base de novenas.

Otro santo que enternecía a su madre era el denominado Fray Escoba, influida, naturalmente, por la película de dicho santo, que por cierto era negro, cosa que fue un punto a su favor, ya que su madre tenía cierta debilidad por los negros, no porque le gustaran físicamente, sino porque se solidarizaba con todo aquel sufrimiento de los esclavos negros, para Javi resultaba extraño, ya que en España no había negros y menos esclavos, salvo claro Machín y Legrá, pero para él eso no contaba puesto que no eran españoles.

La chacha, a veces se cambiaba de ropa con la puerta ligeramente abierta, con intención de provocar cierta insinuación mostraba con frecuencia su generoso escote, a Javi aquello no le decía nada, puesto que no tenia edad para sentir nada al respecto, sin embargo cuando se quedaba mirando aquellas tetas, automáticamente la chacha le decía “que miras pillín” con una sonrisa un tanto maliciosa, esto provocaba en Javi una zozobra descomunal y automáticamente se ponía colorado como un tomate, porque tenía la sensación de haber hecho algo malo, pero no comprendía el qué, es posible, pero poco dudoso que su hermano mayor, Carlitos, sintiese algo diferente ante la visión de semejantes tetas, tetas que por cierto Damiana se sentía muy orgullosa de ellas, al fin y al cabo Carlitos solo tenía año y medio más que Javi.

Damiana cuando sacaba a los niños de paseo, solía utilizar unos vestidos muy de los años cincuenta, generoso escote, talle de avispa y falda de amplio vuelo, lo adornaba con un ancho cinturón, bolso y zapatos de tacón rojos, es posible que esta imagen no fuera del todo cierta, pero es la que dispuso Javi en su recuerdo, generalmente se iba al Retiro, o a la Castellana, a veces nos llevaba a casa de su novio, que vivía por Cea Bermúdez, el novio vivía en un pisito antiguo y diminuto, prácticamente no cabía nada, pero estaba repleto de cosas, era un tipo delgado y como se dice comúnmente “poquita cosa”, comparándolo con Damiana era una pareja realmente estrafalaria, Damiana era pura energía y el individuo aquel parecía más bien que estaba en las ultimas, siempre estaba manejando una radio de fabricación casera, la carcasa estaba fabricada con cartón o madera, Javi no lo recuerda bien, Damiana alardeaba de que su novio algún día seria ingeniero o perito de algo, lo más probable es que fuese técnico electricista o algo parecido.

Damiana también hablaba de un famoso ciclista que había sido novio de ella, cuando aun no lo era, ella en un momento determinado le había lanzado un órdago diciéndole “o la bicicleta o yo”, evidentemente eligió la bicicleta, esta historia no está claro que fuese verdadera, puede que Javi la oyera por alguna parte y con el tiempo se la adjudicara a la pobre Damiana.

De pronto un día Damiana desapareció de la vivienda, a Javi no le quedo claro el motivo de tal desaparición, lo que si quedo claro es que nunca más hubo una chacha en casa, tiempo después, la habitación de la chacha fue ocupada por su padre, que se llamaba Carlos, a Javi no le quedó claro cuando exactamente sucedió tal mudanza.

Javi no recuerda que sus padres durmieran alguna vez en la misma habitación, ellos y su madre dormían en el dormitorio y su padre lo hacía en la habitación de juegos, por tanto veía natural que los padres durmieran en distintas habitaciones, por esa razón encontraba extraño cuando algún niño hablaba de la habitación de sus padres, a lo que Javi preguntaba de la forma más natural “cual, la de tu padre o la de tu madre?”, la respuesta provocaba, automáticamente, una discusión absurda sobre quién tenía razón.

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